Psicólogos en Oviedo.
Los beneficios terapéuticos de la risa vienen siendo reconocidos desde hace mucho. Reirse es bueno. Desdramatizar. Quitarle hierro al asunto. En definitiva, un buen chascarrillo, un poco de ironía fina o un chiste bien traído pueden ayudarnos, dicen, a superar momentos o estados emocionalmente adversos.
Después de unos cuantos años ejerciendo como psicólogos en Oviedo en Vivat estamos acostumbrados a ayudar a nuestros pacientes a superar situaciones difíciles y el duelo por la muerte de algún ser querido puede ser una de ellas. Pero ¿qué papel puede jugar el humor a la hora de superar un duelo?
Para quien lo padece, el duelo, es un proceso que suele encararse de un modo espontáneo, y que no tiene otro fin que acabar asumiendo la sensación de pérdida y de vacío que, generalmente van asociadas al fallecimiento de un ser querido. Todos los psicólogos hablamos de las fases del duelo, pero más que de esas fases, que son el camino, deberíamos hacer hincapié en la meta. El objetivo del duelo no es olvidar o sepultar la memoria de quien nos ha dejado. Es aceptar una nueva situación vital y afrontarla del mejor modo posible. Porque cuando fallece alguien muy próximo a nosotros, esa ausencia nos va a acompañar toda la vida, y lo mejor es adaptarse a ella. Pero, ¿nos puede ayudar la risa en ese proceso?. Indudablemente sí, pero todo en su momento. Mucha gente que acude a nuestro gabinete psicológico en Oviedo en pleno proceso de duelo nos comenta que son incapaces de reír. Que les molesta la risa de los demás, incluso, aunque ésta se produzca en un contexto adecuado.
Esa sensación es bastante común. Las personas afectadas por un duelo profundo sienten una sensación de extrañeza ante el hecho de que la vida pueda continuar a su alrededor sin cambios, después de lo sucedido. No entienden que la gente pueda seguir riendo. Esta etapa, por supuesto, se supera. La risa se recupera y casi todo vuelve a la normalidad, con o sin la ayuda de un psicólogo. Sin embargo, esto no quiere decir que recurrir al humor negro o bromear indiscriminadamente sea un atajo hacia la normalidad, ni por parte de la persona afectada por el duelo ni por parte de los que le rodean. El humor o la ironía pueden ser también una forma de no encarar los propios sentimientos. En el duelo, la capacidad de reír debe ser una meta, no debe ser un medio de ocultación de otras emociones.
Además en ese afán por desdramatizar, la comicidad forzada o fuera de lugar puede ser más que contraproducente, puede ser ofensiva. Porque, la risa en sí no es intrínsecamente buena – una tesis que en la conocida novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, parece atribuirse al supuestamente perdido Libro II de la Poética de Aristóteles. También puede ser causa de dolor.
La risa, por ejemplo puede ser instrumento del escarnio y la humillación, sin ir más lejos. Hasta hace bien poco, la vejación pública de poner a la gente en la picota en la plaza del pueblo, era una forma de castigo y la risa intervenía en él. Ridiculizar, reírse del otro o banalizar creencias de los demás, no puede justificarse aduciendo los supuestos efectos positivos de la risa. Incluso no tomarse en serio a uno mismo en ciertos momentos, puede ser una forma de minusvaloración o baja autoestima. Por todo ello minimizar la importancia del duelo, desde el punto de vista psicológico no es aconsejable. Por eso, quizás, ha despertado tanta indignación en algunos sectores este anuncio de Mac Donalds con niños huérfanos que no se ríe del duelo pero, dicen, manipula y explota emociones muy personales con fines meramente mercantiles. ¿Qué opináis?