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EL SENTIDO DE LA VIDA Y EL BIENESTAR PSICOLÓGICO

Psicólogos en Oviedo.

En el mundo de la psicología existen muchos tópicos. Existen también los libros de autoayuda y los psicólogos aficionados, quizás en demasía. Al igual que un seleccionador de fútbol – para los aficionados a este deporte -, todos llevamos un psicólogo dentro. Es un hecho. Tampoco somos pocos los profesionales de verdad. Una cifra que puede superar el centenar sólo para los psicólogos en Oviedo con consulta abierta en la capital de Asturias o en su área metropolitana.

A pesar de todo, en ocasiones, encontramos artículos relacionados con la psicología, meramente divulgativos o dirigidos a un público no especializado, que contienen reflexiones muy interesantes para nuestro crecimiento personal e insuflan una bocanada de aire fresco a nuestra profesión.

Si continuáis leyendo, podréis encontrar, por ejemplo, las razones que vinculan la felicidad con el altruismo o averiguar por qué las personas volcadas en el logro de placeres físicos o emocionales inmediatos, en realidad, acaban viviendo peor que otras. O incluso menos.

Todo empieza por saber reconocer qué clase de persona eres. Algo que a los psicólogos han intentado  dilucidar con sus múltiples clasficaciones desde los comienzos de esta ciencia. ¿Te consideras un hedonista en busca de satisfacciones perceptibles pero poco duraderas o perteneces al grupo denominado  eudaimonista – del griego eudaimonia o «plenitud de ser», que busca la felicidad en yacimientos más profundos del espíritu como podrían ser  la realización personal, el servicio a los demás o el conocimiento?

Lo esencial, parece ser, según el intersante artículo que acabamos de leer, que vivir una vida feliz implica que ésta tenga un sentido. Un propósito. O varios, compatibles entre sí. Objetivos a medio o largo plazo. Aunque ni siquiera tienen que ser metas, o cosas que se cumplen y ya está.

Sin duda, tener la vista puesta en la consecución de ciertos logros no hedonistas ayuda a dar sentido a nuestra vida. Pero sólo porque nos hacen mirar a lo lejos y nos sirven de motivación en los quehaceres diarios.

Y es que hay otra clase de propósitos, menos concretos, que también nos ayudan a proporcionar un sentido a nuestra existencia. Por ejemplo, intentar maximizar el número de horas que dedicamos a una actividad remuneradora emocionalmente como puede ser estar más con nuestros hijos, hacer cosas por los demás o desempeñar una labor creativa y autorrealizadora. O, podríamos añadir, desarrollar una práctica deportiva o de entretenimiento saludable y enriquecedora como podría ser viajar o simplemente salir de excursión.

Todas estas cosas y muchas otras pueden servir para motivarnos e impulsarnos. Porque la vida no es algo que transcurre o pasa a nuestro alrededor. La vida se vive. Y según las recientes investigaciones dirigidas por la psicóloga Barbara Fredrickson, de la Universidad de Carolina del Norte, se vive más si sabes por qué lo haces.

En Vivat psicólogos Oviedo intentamos desempañar las gafas de aquellos a los que les cuesta mirar al horizonte porque no lo ven con claridad. Los problemas existen, es verdad. Pero también existen diferentes maneras de enfrentarse a ellos. Como sin duda dejó demostrado el  psiquiatra  Viktor Frankl, en su libro El hombre en busca de sentido, un alegato sobre cómo se puede encontrar sentido a la vida en las peores circunstancias escrito por un superviviente de los campos de concentración.

En definitiva, si queréis averiguar las lecciones que podemos recibir de un escarabajo pelotero o por qué una rana se deja morir en agua hirviendo, os animamos a leer este artículo de psicología sobre el sentido de la vida, publicado en EL PAIS.