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¿QUÉ CLASE DE PERSONA ERES?

Psicólogos en Oviedo.  

Esta es una pregunta que todos nos hemos hecho en alguna ocasión. La ventaja de los psicólogos es que podemos comparar, pues nuestro trabajo nos permite conocer y a veces, ahondar, en la personalidad de muchos individuos. En nuestro ejercicio como psicólogos en Oviedo, han pasado por la consulta de Vivat personas de todas clases, cada uno con sus problemas psicológicos  y con situaciones y circunstancias vitales muy diferentes.

Pero la pregunta que nos hacemos como psicólogos es ¿hay diferentes clases de personas, con rasgos de personalidad  muy similares?,

En psicología, casi desde el principio de los tiempos ha habido intentos de clasificar a los seres humanos en función de su personalidad o sus rasgos predominantes de carácter. Entre muchos psicólogos goza de bastante aceptación el llamado Modelo de los Cinco Grandes, que más que clasificar a las personas establece 5 grandes factores que definirían nuestra personalidad y que sería la Extraversión, Neuroticismo, Amabilidad, Apertura a la Experiencia y la Responsabilidad. Es cierto que no hay dos personas iguales, pero también lo es que nos parecemos unos a otros en muchas cosas, así que establecer clasificaciones generales siempre tiene sus riesgos.

Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad Carlos III de Madrid en colaboración con investigadores de la Universidad de Tarragona Rovira i Virgili y de Zaragoza, ha venido a establecer de facto una nueva tipología o clasificación de las personas en cuatro grandes tipos: el otpimista, el pesimista, el enviodioso y el confiado. Toda una aportación a las teorías sobre los rasgos psicológicos de la personalidad.

En esta ocasión, los investigadores sometieron al grupo de 541 voluntarios a sucesivos juegos o simulaciones en los que participarían por parejas que se iban intercambiando. A cada pareja se le planteaban diversas situaciones o dilemas sociales que debían resolver, teniendo cada individuo la posibilidad de colaborar con el otro  o buscar su propio beneficio.

Los resultados registrados, a su vez, fueron evaluados matemáticamente utilizando un algoritmo específico programado para la ocasión, que permitía establecer múltiples grupos de personalidad en función de las decisiones tomadas en cada dilema, e incluir en ellos a los voluntarios.

Lo sorprendente de los resultados arrojados, publicados en la revista Science Advances fue que en lugar de establecer una tipología muy amplia, ésta se redujo a cuatro grandes categorías de comportamiento en las que encajaba el 90 % de los participantes.

Corroborando el tópico de que la envidia es el pecado capital de los españoles y casi un distintivo de nuestra psicología nacional, los envidiosos eran mayoría (cerca del 30 %), pues en cada dilema escogían una opción que les asegurase una ganancia superior a su pareja, pese a que hubiera una posibilidad de obtener más beneficios actuando en común, si bien estos serían iguales para ambos.

Por otra parte,  según los resultados, un 20 % de optimistas, toman sus decisiones asumiendo que su pareja va elegir una opción colaborativa en beneficio de ambos.

Sin embargo, otro 20 %, llevados por el pesimismo, elegían opciones que les proporcionaban una ganancia limitada pero segura, ante la eventualidad de que su pareja eligiera también en beneficio propio, anticipando el comportamiento mezquino de su pareja y tratando de contrarrestarlo con el propio.

Finalmente, 20 % serían los confiados, con una neta tendencia a colaborar en todos los dilemas planteados, sin esperar nada a cambio, indiferentes al cálculo del beneficio propio.

Para tranquilidad de la especie humana, el ordenador renunció a incluir en esas grandes categorías al restante 10 % de los voluntarios, no se sabe si por que sus decisiones eran simplemente erráticas y carentes de todo patrón de conducta o por el hecho de que el ser humano es impredecible y en definitiva imposible de reducir a clasificaciones tan genéricas.