Suele aludirse al estrés como uno de los peajes a pagar asociados al estilo de vida de las sociedades occidentales y urbanas. En particular, los profesionales, directivos, estudiantes, trabajadores en general, padres u otros cuidadores, ostentan el perfil típico de persona estresada. Pero no son los únicos. Las dificultades económicas u otros problemas o desafíos acuciantes son generadores de estrés demasiado a menudo.
El estrés no es más que un modo de asumir tareas u objetivos o enfrentarse a dificultades y encadenarse al reloj o al calendario. Y rije en numerosos ámbitos y etapas de la vida. Son esas circunstancias las que producen un modo particular de vivir que se manifiesta en determinados síntomas en el corto, medio y largo plazo y que pueden llegar a resultar realmente graves. Todo psicólogo especialista en el tratamiento del estrés sabe que los grados de somatización del estrés son muy variados, pero que todos ellos son peldaños en una escalera descendente que puede conducir al bloqueo general y a graves problemas de salud, no solo psíquica sino también física.
Sin embargo, la persona estresada suele demorar la búsqueda de un remedio acudiendo al psicólogo, debido precisamente a una constante definitoria de su situación: la falta de tiempo. Quien sufre estrés, generalmente, no acude al psicólogo porque no tiene tiempo. O no acude hasta que algún síntoma grave no hace aparición y surge la alarma o cuando su cerebro o su organismo hacen clic y se apagan como un ordenador saturado de tareas y falto de capacidad para abordarlas simultáneamente.
Por eso es importante recibir una atención temprana en el tratamiento del estrés y poner remedio antes de que sea demasiado tarde. Aprendiendo a gestionar el estrés podemos minimizar su impacto en nuestra salud y bienestar. Aquí tienes algunos consejos prácticos para reducir el estrés en tu vida diaria:
- Organiza tu agenda de la manera más desahogada posible.
Utilizar herramientas como una agenda, un calendario en línea o aplicaciones móviles para llevar un seguimiento de las citas y actividades previstas puede ser muy útil. Pero también una trampa. Evita el exceso de compromisos en un mismo día y deja tiempo suficiente entre actividades para evitar esa sensación de no llegar nunca a tiempo. A veces resulta complicado, pero una gestión previsora del tiempo nos puede permitir espaciar los compromisos y aprovechar los tiempos muertos para dar un descanso a nuestra atención y estado de alerta casi permanente. Darse cinco minutos para una pausa relajante, escuchando música o un breve paseo de desconexión tienen efectos muy beneficiosos.
- Aprende a decir «No».
Conoce tus límites y aprende a negarte amablemente cuando no tienes tiempo, energía o interés en asumir nuevas tareas. No te sientas culpable por establecer límites saludables y priorizar tu bienestar. Saber decir que no es una habilidad que a muchas personas se les atraganta, pero eso implica que el apuro posterior sea más intenso.
- Busca apoyo.
No temas pedir ayuda a familiares, amigos o colegas cuando lo necesites. Las personas cercanas suelen estar dispuestas a ofrecer su apoyo, así que identifica tareas concretas para las cuales puedas solicitar ayuda y acepta la asistencia con gratitud. La desconfianza en la capacidad de los demás suele impedir una delegación saludable de tareas o acciones en aquellas personas que se quejan de que lo tienen que hacer todo ellos. Pero nunca dan la ocasión ni la oportunidad a otros de asumir esas tareas. Puede que se pierda un poco de tiempo en enseñar a otros que están dispuestos a ayudar, pero a la larga esto redundará en un reparto equilibrado de tareas muy beneficioso.
- Prioriza tus tareas.
Haz una lista de tus actividades habituales y clasifícalas según su importancia. Concéntrate en las tareas más importantes y deja de lado aquellas que no sean urgentes o relevantes para ti en ese momento. Discernir esto puede parecer fácil pero no lo es. Hay que dedicarle un tiempo y eso es de lo que la persona estresada cree que carece. Pero el tiempo es igual para todos (o debería serlo) e invertir 5 minutos diarios en esta priorización supondrá un fluir más ordenado de los acontecimientos, indispensable para recuperar la sensación de equilibrio por parte de la persona estresada.
- Divide las tareas en pasos pequeños.
Enfrenta las tareas grandes dividiéndolas en pasos más pequeños y manejables. Esto te ayudará a abordar problemas aparentemente abrumadores de manera más efectiva y a mantener la motivación. Los pequeños ítems o metas alcanzados irán espoleando nuestra autoestima y sensación de control de la situación. No obstante, es importante interiorizar que siempre existe un margen siempre para el azar y que no podemos controrarlo todo y tenemos que aprender a asumirlo y convivir con ello sin alarmismo.
Todo lo dicho contribuye a prevenir y minimizar el estrés como sensación o patología desde el punto de vista psicológico. No obstante, el mejor consejo es acudir siempre a un psicólogo, cuando tenemos la sensación de que las situaciones nos superan o de que estamos apurando nuestra capacidad. Llegados a este punto las pautas marcadas por un profesional de la psicología pueden resultar claves para combatir no solo las causas del estrés sino sus consecuencias. Podemos recordar, como en otras ocasiones, algunas técnicas de relajación para combatir el estrés:
- Haz ejercicio regularmente.
La actividad física moderada, como caminar o practicar yoga, puede ayudar a reducir el estrés y mejorar tu estado de ánimo. Consulta con tu médico antes de iniciar un programa de ejercicio y encuentra actividades que disfrutes.
- Disfruta del aire libre.
Dedica tiempo a estar al aire libre y disfrutar de la naturaleza. La luz solar, el aire fresco y los sonidos naturales pueden tener un impacto positivo en tu bienestar emocional.
- Mantén una dieta saludable.
Una alimentación equilibrada y nutritiva puede proporcionarte la energía necesaria para enfrentar los desafíos diarios y reducir el estrés. Prioriza alimentos saludables y evita el consumo excesivo de cafeína y azúcar.
- Descansa suficiente.
El sueño es esencial para la salud y el bienestar. Intenta dormir al menos 7 horas por noche y considera tomar siestas cortas durante el día si lo necesitas.
- Practica la relajación.
Dedica tiempo diario a actividades que te ayuden a relajarte, como la meditación, el yoga o simplemente respirar profundamente y enfocarte en el momento presente.
Reducir y manejar el estrés es fundamental para mantener un equilibrio emocional y promover una buena salud mental y física en general. Incorpora estos consejos en tu vida diaria y observa cómo tu capacidad para enfrentar los desafíos aumenta y tu bienestar mejora. Recuerda que buscar ayuda profesional cuando sea necesario también es una forma valiosa de cuidar tu salud mental.
Si buscan un psicólogo en Oviedo especialista en tratamiento de estrés no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Te mostraremos que para toda situación hay salida y cómo llegar a ella.