Mucha gente se sorprende hoy ante una pareja que se siente feliz y realizada a través de su vida conyugal después de varios años de matrimonio.
Desde Vivat Psicólogos os aseguramos que la clave está la correcta comunicación, un arte que ha de practicarse cuidadosamente en el matrimonio. Resulta de vital importancia poder comunicar a nuestra pareja los pensamientos y los sentimientos. Escuchar y sentirse escuchado.
Una mala comunicación, repleta de interrupciones, críticas, quejas, y soluciones negativas,hace a las parejas infelices y siendo demasiado habitual al presencia de lágrimas, enfado, frialdad, rechazo y evitación. Demasiados problemas matrimoniales provienen de la falta de comunicación, generando una falsa tolerancia que promueve que cada miembro de la pareja viva de forma independiente.La incomunicación aísla, aleja, encierra y bloquea a los cónyuges, no permitiéndoles disfrutar de la convivencia.
El correcto diálogo acorta distancias entre los cónyuges, fortaleciendo el vínculo.
FORMAS DE COMUNICACIÓN:
Existen diferentes formas de comunicar sentimientos :por medio de los gestos, de la mímica del rostro, de la postura del cuerpo, el tono de voz, etc. Cuanto más estrecha sea la relación entre las personas, más importancia tendrá este tipo de comunicación no verbal. Pequeños actos de bondad y amor tienen un poder que jamás podemos subestimar. Apenas el toque de una mano, una sonrisa amable, una caricia puede operar maravillas.
Otra forma de comunicarnos es verbalmente, y en el matrimonio, las palabras, pueden tanto edificar como destruir la relación. Así, la comunicación constructiva es aquella que es respetuosa, abierta y transparente y que aporta un crecimiento a la pareja. En esta clase de comunicación ideal se dejan de lado los rencores, las acusaciones y las exigencias para asumir las propias responsabilidades logrando un diálogo productivo. Para este tipo de comunicación conyugal es indispensable ser sinceros y pacientes, guardando el respeto mutuo.
Opuesta a la anterior existe la comunicación destructiva, caracterizada por ser irrespetuosa, prepotente, rencorosa y vengativa, destruye el vínculo, genera desconfianza y temor. La incomunicabilidad y desavenencia que se generan solo pueden acarrear más discrepancia y discordia. Muchas de las palabras dichas con furia continúan lastimando toda la vida.
Los conflictos en la pareja generan a menudo incomunicación. A veces sucede que uno de los cónyuges responde con monosílabos al deseo de comunicarse de su pareja, lo que genera mayor insistencia por parte de ésta y no suele ser productivo. Hay quienes también utilizan el silencio como castigo o máscara que oculta la incapacidad de comunicarse, de admitir equivocaciones, escondiendo las debilidades. Muchos otros no desean comprometerse a abrirse al otro por temor a fracasar. Al no comunicarse el sujeto se encierra detrás de un muro cada vez más alto, o puede llegar a comunicarse erróneamente (con gritos, ataques de ira, acusaciones, venganza o incluso el silencio) no permitiendo a la pareja poder entender sus sentimientos. Si bien cada caso es diferente, la realidad nos indica que la comunicación fluida y sólida entre cónyuges es el único medio al que pueden recurrir para crear y mantener entre sí proximidad y comprensión. Y sin ella el matrimonio tiende al caos.
En la pareja es muy importante tener tiempo uno para el otro: hacer algo juntos, conversar por una preocupación común. Usar un correcto diálogo que genere sensaciones de seguridad, de amor y de comprensión. Un dialogo con feedback (ida y vuelta) entre ambos cónyuges.
EL PASO DEL TIEMPO
A lo largo de los años existen varios factores que deterioran, anulan o distorsionan la comunicación en las parejas. Existen obstáculos exteriores a nosotros mismos que, con un poco de esfuerzo y coordinación pueden ser modificados. Hay obstáculos interiores o personales que, a menudo, anteponemos a la hora del diálogo, como ser: prejuicios, manías y sobre todo egoísmo. Ocupaciones y horario: a menudo no coinciden, se pasa poco tiempo con el cónyuge. Distracciones: televisión (sobre todo en el almuerzo), teléfono, periódico. E incluso, en ocasiones los hijos pueden ser un obstáculo para la comunicación conyugal. Malas experiencias: Miedo a repetir fracasos, sentimientos de incomprensión. Comunicación incorrecta: gritos, regaños, violencia, prejuicios.La prisa y la impaciencia: impiden que se establezca una actitud abierta y predisposición a escuchar. Temas de conversación: hablamos de lo que hacemos y no de lo que somos, eso no da oportunidad de conocerse mejor y revela la falta de contenido interior. Rasgos de carácter: inseguridad, baja autoestima que generan incapacidad de abrirse al otro…
Debemos luchar a diario con dichos obstáculos si queremos «rescatar» la comunicación conyugal.
15 CONSEJOS
Nuestro grupo de psicólogos de Oviedo quiere compartir con vosotros 15 consejos para recuperar la comunicación con la pareja:
1) Recupera la amistad en la relación. Busca un tema que una a la pareja: recuerda que cosas te conquistaron de tu cónyuge, disfruten momentos a solas dialogando acerca de intereses compartidos. Revive la complicidad y cercanía de la amistad con tu pareja.
2) No trates temas importantes durante los momentos tensionantes del día. Evita hablar cuando alguno de los dos está muy cansado (antes de irse a trabajar o inmediatamente después de regresar). Un momento tranquilo es necesario para concentrarse en la charla.
3) Trata un solo asunto cada vez y evita las generalizaciones tales como «siempre haces todo mal», «nunca me escuchas», «todo es tu culpa», etc.
4) No dejes problemas sin resolver o resentimientos ocultos. Es conveniente identificar, aceptar y resolver las dificultades y emociones en el momento en que éstas ocurren. De lo contrario, los problemas no resueltos reaparecerán y, con el paso del tiempo, serán cada vez más difíciles de afrontar. Las situaciones obviadas, ocultas y/o latentes contaminan la relación.
5) Escucha con atención y sin interrumpir. Si no entiendes un concepto pide que lo repita.
6) Evita comunicarte con ironía y sarcasmo. Es mejor hablar de causas o problemas que de culpas.
7) Haz peticiones no exigencias. Dialogar no es dar órdenes. Recuerda el «por favor» y «gracias».
8) No divulgues los sentimientos compartidos por tu cónyuge. Así se construye la confianza.
9) No prejuzgues la situación ni culpes a tu cónyuge sin haberlo escuchado. Dale la oportunidad de expresar sus sentimientos.
10) Cambia no solo tus palabras sino también tu comportamiento. Relájate y evita ponerte nervioso.
11) Trata de decir todo con calma y paciencia. Las cosas deben decirse con claridad y con caridad. El cónyuge puede sentirse herido, no por el contenido de las palabras, sino por el tono usado.
12) Expresa tu opinión y luego espera. El otro puede responder de formas distintas, ya sea con una palabra, con gestos, con una sonrisa, un abrazo. Cada persona tiene su tiempo para elaborar cada circunstancia, y es prudente esperar en lugar de insistir por una respuesta.
13) No castigue con el silencio: esto no hace más que distanciar uno del otro y no resuelve el inconveniente que se están teniendo. El dialogar siempre es la mejor opción para que su pareja comprenda bien sus deseos y emociones.
14) Escribe una carta: en caso de que te cueste expresar libremente tus emociones y pensamientos. Léela nuevamente en calma antes de entregársela a tu pareja.
15) Acepta la opinión del otro: el querer tener siempre la razón no es dialogar. Comunicarse significa aceptación, igualdad, comprensión.