NIVELES DE AUTEXIGENCIA
Es cierto que en el estudio de los rasgos de personalidad y perfiles psicológicos debe huirse de las categorías absolutas. Nadie es plenamente una cosa ni su contraria. En cuanto a la tendencia a ser exigente con uno mismo, o más bien ser proclive a proporcionarse justificaciones y perdonarse uno sus flaquezas, el baremo puede ser oscilante y poco preciso. Como psicólogos en Oviedo con experiencia en desarrollo personal podemos atestiguarlo. Personas que se exigen mucho a si mismas en el trabajo pueden ser más condescendientes respecto al cuidado de su alimentación o hábitos de vida sana, por poner un ejemplo.
¿Todo es poco?¿nada es suficiente?
Sin embargo, sí que es cierto que las personas que puntúan alto en los test de autoexigencia suelen aplicar este rasgo a múltiples ámbitos de su vida. Desde el punto de vista del crecimiento y desarrollo de la personalidad, exigirse y ser inconformista es bueno. Puede ser el acicate necesario para impulsarnos a nuevos logros y a la consecución de metas que exigen perseverancia y autodisciplina.
Como siempre, la virtud está en el medio. Pues el exceso de exigencia para con uno mismo puede afectar negativamente a la salud emocional y al equilibrio psicológico. La angustia, el estrés y la frustración por las expectativas incumplidas son el reverso de este rasgo de la personalidad.
Los riesgos de exigirse sin medida
En nuestra consulta de Oviedo atendemos diversas situaciones y a personas con diferentes grados de madurez emocional. A veces, algunos problemas psicológicos se agravan, o guardan relación, con los niveles de autoexigencia. No saber perdonarse a uno mismo genera una situación de malestar emocional que puede hacer precisa la ayuda de un psicólogo. Esto no quiere decir que tengamos que contentarnos con lo mínimo. Ni que disculpemos todo de nosotros mismos. No, se trata, como decimos, de no obsesionarse y de saber dejar un margen para el error, el fallo o la debilidad propias, a la hora de plantearnos objetivos vitales. Y, ante todo, de plantearnos metas realistas.
¿Esperas demasiado de los demás?
Por otra parte, los problemas de la autoexigencia radican en su carácter expansivo. Suelen afectar a las personas de nuestro entorno. Si medimos a los demás por el mismo rasero que nos aplicamos, estaremos demandando constantemente más cosas de los demás. Les exigimos estar a la altura. Si yo lo hago es justo esperar lo mismo de los demás. Pero no siempre esto es lo más justo. Especialmente si nuestro nivel de autoexigencia está desenfocado o es excesivamente duro en proporción a lo que cabe esperar de cada uno. Ser un duro juez con los demás hará que estos se alejen de nosotros si somos demasiado críticos o insistentes con nuestras demandas.
¿TE PERDONAS TODO?
Por otra pare, la autoindulgencia como rasgo psicológico más o menos permanente genera una situación irreal de conformidad con uno mismo. Es una forma de rehuir nuestros deberes y aquello que debemos afrontar. La persona autoindulgente siempre encontrará una excusa adecuada para no hacer algo o para procastinar y retrasarlo indefinidamente. Recibirá las críticas con aparente despreocupuación, pues no se sentirá interpelado realmente en su fuero interno. ¿Podría haberlo hecho mejor? o ¿Deberia haberlo hecho mejor? son preguntas que difícilmente se hará una persona autoindulgente.
Aprender a convivir con nuestras imperfecciones
No todo en la autocomplacencia, sin embargo, es malo. En dosis adecuadas, un poco de autocomplacencia nos ayudará a superar traumas emocionales. La autocompasión no suele ser buena aliada del equilibrio emocional, es cierto. Pero un poco de tolerancia con nuestros defectos nos ayudará a relacionarnos mejor con nosotros mismos, y a enfocar el modo de superar esos defectos. O de cambiar de hábitos desde una perspectiva más racional.
En Vivat encontrarás un gabinete de psiclólogos en Oviedo expertos en crecimiento personal, psicología cognitiva y para adultos. Te ayudamos a crecer y a superar situaciones complejas desde el autoconocimiento y con la ayuda profesional más cercana.
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