HAFEFOBIA: MIEDO A QUE ME TOQUEN
Como consecuencia de la pandemia y la sobreexposición informativa a sus efectos y evolución, los psicólogos alertan de una nueva fobia. La hafefobia, que se manifiesta como un temor intenso o repulsión ante el contacto físico. Los riesgos ahora vinculados a una situación que hasta hace poco se concebía como normal, convertida en un evento favorecedor del contagio, disparan el temor. Y, si bien, este puede tener una base plenamente racional, al dispararse pueden llegar a superar los parámetros de la lógica. Y llegar a convertirse en una fobia profunda.
¿Cuando surge la fobia al contacto físico?
No puede discutirse la evidencia del papel que el contacto físico desempeña en el contagio de la Covid-19. Sin embargo, cuando la precaución se convierte en pánico y en un temor continuo y angustioso ante la lo sola idea de ser tocado, estamos ante un problema de índole psicológica. Se trata de un miedo paralizador y que impide todo razonamiento para situar la situación en sus justos términos. Evitar todos los riesgos en la vida resulta imposible. Y pretender hacerlo a todas costa, es algo que anula nuestro normal desarrollo y estabilidad emocional. Y retroalimenta nuestro propio miedo.
¿Quiénes son los más vulnerables?
Las consecuencias más graves de padecer este nuevo tipo de fobia se dan en las personas más vulnerables desde el punto de vista emocional. Los ancianos y los niños. Ambos están necesitados de un afecto primario que se manifiesta fundamentalmente a través del contacto físico. Y ya desde un punto de vista racional, tenemos que aceptar que restringir el contacto físico y mantenerlo con precauciones es un hábito recomendable en la actual situación. Ahora bien, cuando las cautelas se convierten en miedo y rechazo irracional surgen los problemas.
Así, en un contexto, donde el miedo al contacto se extiende y se hace recíproco muchas veces, ellos son los primeros en percibirlo. Y padecerlo. De hecho, o bien se ven privados del contacto con quienes padecen esta hafefobia, o bien la padecen ellos mismos y rehúyen tocar o ser tocados por otras personas, incluyendo a sus seres queridos.
Otros efectos negativos de la hafefobia
El miedo a ser tocado por otro, exacerbado y tóxico, además de ser en sí fuente de agustia y padecimiento psicológico, tiene otra consecuencia. El aislamiento, que a su vez lleva a la tristeza. Y puede coadyuvar a la depresión.
La hafefobia igualmente puede combinarse o retroalimentarse de otras fobias como la agorafobia o miedo de salir a la calle o a los espacios abiertos en general.
Por otra parte, en los niños. La hafefobia puede imponer un nuevo estilo de relacionarse. Pues algunos hábitos adquiridos en la infancia lo son por imitación y reproducción. Y esto puede suponer en el futuro, que el contacto físico sea visto con recelo aún superada la pandemia. O como signo de mala educación. No obstante, siendo como somos un país de raigambre eminentemente latina, no parece probable que el abrazarse, palmearse o estrecharse la mano llegue a ser mal visto per se, una vez cambien las circunstancias.
Desde Vivat psicólogos en Oviedo tenemos experiencia en el tratatamiento de diversas fobias. Y por eso, podemos ayudarte.
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