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LA SENSACIÓN DE SOLEDAD: ¿POR QUÉ LA SENTIMOS?

Psicólogos en Oviedo

La soledad es uno de los mayores padecimientos psicológicos actuales. En una sociedad aparenntemente interconectada  y con unas tasas de envejecimiento cada vez mayores, la sensación de soledad está en la raíz de muchos problemas mentales y emocionales según nuestra experiencia como psicólogos en Oviedo.

La conciencia de pertenencia al grupo, de integración en entidades supraindividuales otorgan a la persona respaldo y seguridad. Es un atavismo que nos acompaña desde la noche de los tiempos, pero su ausencia o su percepción negativa no dejan de causar problemas y de ser la fuente dolor o malestar. El aislamiento crece en nuestros días, no sólo por el carácter alienante de la vida en las grandes ciudades, sino también en entornos rurales o pequeñas y medianas poblaciones. Los psicólogos en ciudades como Oviedo, nos vemos enfrentados muy a menudo con los problemas generados por la soledad, buscada, provocada, autoimpuesta o producto de estados psicológicos que la propician al dificultar nuestra relación con terceros. El auge de las redes sociales no ha hecho sino incrementar esta situación, por cuanto promueven una integración e interconexión la mayoría de las veces, ficticia, sustitutiva o en ocasiones carente de verdadero contacto humano, y que a veces actúa por contraste, haciéndonos ver lo aislados que podemos llegar a estar en comparación con los demás.

Pero ¿podría tratarse o incluso suprimierse químicamente la sensación de soledad? El caso es que una investigación del prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) en Cambridge, Estados Unidos ha conseguido identificar el lugar exacto  de nuestro cerebro en el que se produce esa sensación.  Se trata de un entramado de células cerebrales que se halla en la parte posterior del encéfalo humano, justo en un área denominada el Núcleo Dorsal de Rafe (DRN), que es precisamente el responsable de potenciar nuestro mayor instinto sociablilizador que es el que se despierta inmediatamente después de un período de aislamiento o falta de contacto humano.

A partir de una investigación con ratones, se ha conseguido detectar el modo en el que se activarían dichas neuronas, buscando interacción social intensivamente tras períodos de aislamiento respecto a sus congéneres, de modo que esa zona del Núcleo Dorsal de Rafe, inactiva en períodos de soledad se activaría tras un aislamiento prolongado ante la presencia de otros individuos de la misma especie.

De ahí a descubrir los procesos químicos que podrían influir en la activación o desactivación de esas células hay un gran trecho. Los psicólogos no lo tenemos tan claro. Pero ¿quién sabe? A lo mejor se acaba de abrir la puerta al tratamiento químico de la soledad. El tiempo lo dirá.

Psicóloga en Oviedo para adultos.