Ya hemos hablado en otras ocasiones del trastorno afectivo estacional de manera general. Esta vez nos referiremos a una de sus variantes, aquella que se da durante el verano. Es menos común, pero no por ello menos real ni menos grave.
Si notas que tu ánimo se apaga a medida que llega el verano, podría ser una señal de que padeces este problema. Se trata de una serie de síntomas de depresión que aparecen en determinadas épocas del año, y que desaparecen al terminar dicha época.
Síntomas y efectos del trastorno afectivo estacional
Lo más habitual es que ocurra en invierno u otoño, a medida que se reducen las horas de luz y bajan las temperaturas. Durante estas épocas, los que padecen un trastorno afectivo estacional ven reducido su interés en actividades que antes disfrutaban, así como su energía y capacidad de concentración. Quizá empiecen a evitar situaciones sociales, o a comer y dormir de más. Cuándo deben considerarse estas pequeñas alteraciones o variaciones de los estado de ánimo un verdadero trastorno psicológico es algo que solo los profesionales pueden valorar.
En el caso del denominado trastorno afectivo estacional, si bien sus causas no pueden determinarse con pretensión de exhaustividad, existen evidencias de su vinculación con los cambios de horario y modificaciones de los biorritmos. Pero lo cierto es que sus síntomas no son permanentes. Normalmente no duran más de cuatro o cinco meses, en ocasiones incluso menos.
Debido a su mayor incidencia durante las estaciones frías u oscuras, tiende a olvidarse que también se puede dar durante épocas cálidas. Esto puede hacer que muchos no consideren siquiera que puedan padecer este problema, si aparece en verano.
Trastorno afectivo estacional en verano
En época estival, sus síntomas son los mismos que en el resto del año. Decaimiento, perturbación en los horarios de sueño, irritabilidad, etc.
No obstante, hay que aclarar que cada persona vive de forma diferente los cambios de estación. El clima, la geografía…múltiples factores influyen en la manera en que los individuos viven los cambios estacionales. Aquellos que viven en zonas frías del planeta tienden más a verse afectados psicológicamente por la llegada del invierno que otros que viven en zonas cálidas. En cambio, no parece que ocurra lo contrario para el trastorno afectivo estacional en verano.
Aunque como ya hemos dicho, no existen explicaciones claras para este trastorno, sí hay varias teorías al respecto.
Algunos expertos inciden en la importancia de las causas meramente sensoriales. Sostienen que la luz del verano, así como la humedad, produce una sobreestimulación de nuestro sistema cerebral y nervioso. Y de ahí podrían derivarse problemas ansiedad, problemas de sueño y agitación. Otros, apuntan a factores hormonales, en tanto que el cambio de estación produciría alteraciones significativas en los niveles de melatonina y serotonina, que regulan el ánimo y los ciclos de sueño.
Al margen de sus posibles causas, los efectos del trastorno afectivo estacional son igual de graves en verano que en cualquier otra estación. Afortunadamente, no son permanentes, y existen formas de minimizarlos.
Formas de sobreponerse al trastorno afectivo estacional en verano
Debemos asumir que, aunque la variante estival de este trastorno es menos frecuente, no por ello es menos real. Millones de personas lo padecen. Dicho esto, ofrecemos algunas técnicas para reducir sus efectos:
Alimentación sana y ejercicio
Al igual que en muchos otros casos, la dieta y el ejercicio resultan esenciales. El trastorno afectivo estacional puede afectar negativamente, dados sus síntomas depresivos, a nuestras costumbres. Entre ellas al modo de relacionarnos con la comida. Mantener un régimen de alimentación sano a pesar de los cambios naturales de dieta en verano puede prevenir estos problemas.
Por su parte, el ejercicio físico, en tanto generador de endorfinas, también contribuye a mejorar nuestro ánimo. Junto con una dieta sana, nos ayudará a mantener alejados los síntomas del trastorno.
Menos es más: recurrir a la sombra
Dado que el exceso de luz parece ser una de las causantes del trastorno afectivo estacional en verano, algo tan sencillo como evitarla podría dar buenos resultados. Después de un día excesivamente saturado de luz solar, es bueno darse un descanso. Permanecer en habitaciones oscuras, bajar las persianas, y no exponerse en general a la luz podría ser de ayuda.
Buscar formas de entretenimiento alternativo
Uno de los factores que pueden asociarse al trastorno afectivo estacional puede ser el exceso de tiempo libre. Con las vacaciones o las jornadas intensivas de verano suele producirse un efecto negativo desde el punto de vista del equilibrio emocional. Tenemos más tiempo libre del habitual y muchas veces no sabemos qué hacer con él. A ello se une la sensación de estar perdiendo el tiempo si no aprovechamos ese exceso de horas de luz que parece invitar a una actividad incesante. Para quienes no trabajan el resto del año, el verano se presenta también como una prolongación de ese estado general de ocio y puede generar un vacío.
Para quienes no pueden irse de vacaciones, por su parte, la frustración puede añadirse a muchos otros factores psicológicos. Quedarse en verano en una ciudad como Oviedo, puede, sin embargo, ofrecer interesantes alicientes para disfrutar de ese ocio, ya sea impuesto o buscado. Disfturar de espectáculos callejeros, más abundantes en verano, o pequeños o grandes paseos por sus zonas verdes puede ayudarnos a paliar esos estados de ánimo negativos.
Ayuda profesional
En sus estadios más agravados, el trastorno afectivo estacional, puede degenerar en problemas más profundos. En esos casos, y aún antes de que se produzcanm conviene acudir a un profesional y exponer todos esos cambios y estados de ánimo.
En Vivat Psicólogos en Oviedo podemos ofrecerte ayuda profesional con 15 años de experiencia. Acude a nosotros y te guiaremos para que puedas disfrutar del verano sin problemas. Contáctanos y te ayudaremos.